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domingo, 24 de octubre de 2010

Bautismo, el sacramento

El Bautismo es un sacramento ya que nos proporciona un encuentro con espiritual con Dios, o sea que no lo vemos ni lo tocamos pero si lo sentimos en nuestro corazón, aunque no estemos concientes de ello. En la aplicación del Bautismo se utilizan los diferentes signos.

El agua: como elemento purificador. Así como el agua nos quita el sucio de las manos también nos quita el sucio del alma.

El aceite o crisma: nos suaviza la piel y el alma para hacernos defensores de la fe en Dios y su gracia.

El cirio: la luz simboliza la claridad que Cristo nos proporciona para que veamos por donde caminamos y no andemos perdidos entre tinieblas, oscuridad y frío. Además de que nos indica que nuestro corazón debe tener una llama de amor y paz siempre prendida, buscando iluminar a quienes nos rodean.

Vestimenta blanca: Cuando vamos a una fiesta queremos estar limpios y arreglados, pues que mejor fiesta que el Bautismo para vestir de blanco, no solo por fuera sino por dentro también, ya que la blancura es un símbolo de pureza y paz.

La intención de Bautizar es querer hacer lo que la Iglesia hace al Bautizar y emplear la fórmula bautismal trinitaria. En la mayoría de las veces nos Bautizamos desde muy pequeños para comenzar a vivir revestidos en Cristo, pero en algunos casos también se bautizan personas adultas, porque la invitación que nos hace Dios a esta fiesta no pide edad, solo deseo de estar lleno de la gracia de Dios y de pertenecer a la gran familia de la Iglesia.



Al recibir el Bautismo necesitamos de personas que atestiguen sobre ese grandioso acontecimiento. Para eso están los padrinos, los que además de eso deben participar de nuestro desarrollo tanto físico como emocional y responsabilizarse de guardar en nosotros la gracia recibida en el Bautismo. Por eso, los padrinos deben ser capaces, sólidos, creyentes en la Iglesia y su ideal y dispuestos a ayudar y a cumplir con los deberes que se le otorgan como padrino del bautizado.

Cuando cumplimos años, nos felicitan, nos regalan y tratamos de pasar un día feliz. Así mismo Dios nos hace regalos mediante el Bautismo:

El perdón del pecado original y de todos los pecados personales: Dios nos regala un alma nueva y limpia, sin pecados. Nos regala su perdón.

El nacimiento a la vida nueva: Dios nos regala el don de ser hijos de Él, de ser miembros de su gran familia. Nos regala una nueva vida, renovada, limpia y pura, preparada para comenzar o continuar sus mandamientos y obra de amor y paz.

Incorporados a la Iglesia: Dios nos regala un pase para hacernos miembros de su gran grupo o familia, permitiéndo que nos involucremos en su vida, haciéndonos partícipes de su sacerdocio.

Vínculo sacramental de los cristianos: Nos regala la unión entre todos los Bautizados y su gracia. A partir del Bautismo formamos parte de un grupo de personas que se deben querer y apoyar hasta el final.

Sello espiritual indeleble: En el Bautismo Dios nos otorga un sello espiritual que nos identifica como sus seguidores y nos hace pertenecer a Él por siempre sin nada que lo pueda evitar. Nos regala el estar unido a nosotros para guiarnos y nunca abandonarnos.

La Diversidad del Bautismo

En general, en todas las denominaciones cristianas, el bautismo constituye el rito de la iniciación fundamental. Es el signo sacramental por el cual una persona es consagrada en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, participando de la filiación divina de Jesucristo y entrando así a formar parte de su Iglesia. El Bautizado, por el hecho de pertenecer a Cristo, es incorporado a la Iglesia como miembro del Pueblo Santo de Dios. El Bautismo libera a la persona concreta de los efectos del pecado original y lo introduce en la nueva vida de Cristo, participando simbólica y eficazmente de su muerte y resurrección, y lo reviste por el Espíritu Santo en la dignidad de ser hijo de Dios.

Para las comuniones católicas, como la Iglesia Ortodoxa, otras iglesias orientales (Iglesia Armenia, Iglesia Etíope, etc.), la Iglesia Católica Romana y la Comunión Anglicana, así como para el protestantismo clásico (Luteranismo, Presbiterianismo, Metodismo y otros), el bautismo se considera un sacramento.

( Bautismo en el río Jordán de fieles a Cristo) 

video de bautismo 
(video que muestra el bautismo de una comunidad Cristiana )

Las iglesias de la Reforma Radical o anabaptistas (bautistas, menonitas), y el Cristianismo fundamentalista, lo consideran no un sacramento, sino una Ordenanza de Cristo.

Elementos simbólicos: agua bendita, cirio, óleo, etc.

Inicialmente se impartía sólo a adultos pero desde el siglo IV se empezó a impartir a niños, bajo la garantía y compromiso de la fe de sus padres. El ministro ordinario del sacramento es un ministro ordenado (Obispo, Presbítero o Diácono) o un bautizado cuando hay ausencia de ministro ordenado o, en casos muy particulares, cualquier persona (incluso un no bautizado) que lo imparta con la intención y en el modo con que lo administra la Iglesia.

http://biblia.catholic.net/
( Biblia online , que facilita la búsqueda de cualquier lectura)

El Bautismo

El término Bautismo procede del verbo griego baptizein, que significa sumergir, lavar. El simbolismo de los efectos del agua como signo de purificación es muy común en la historia de las religiones. Sabemos que Juan Bautista daba el bautismo a todos aquellos que aceptaban su predicación como cambio de vida.

Jesucristo enseñó a los apóstoles un bautismo diferente del conocido por los judíos. No era sólo un símbolo, sino una verdadera purificación y un llenarse del Espíritu Santo. Juan Bautista lo había anunciado: "Yo bautizo con agua, pero pronto va a venir el que es más poderoso que yo, al que yo no soy digno de soltarle los cordones de sus zapatos; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego".
(Lc 3,16)

                      ( video que de forma más entretenida reseña la vida de Juan el bautista)

El hecho más importante para interpretar el Bautismo cristiano es el Bautismo de Jesús, en el que culminan las prefiguraciones del Antiguo Testamento sobre este sacramento.

Según el judaísmo antiguo, la comunicación del Espíritu significa la inspiración profética. La persona que recibe el Espíritu es llamada por Dios para ser su mensajero (Eclo 48,24; Dn 13,45). Por lo tanto, en el momento del bautismo, Jesús recibió del Padre la vocación y el destino que marcó y orientó su vida.

La proclamación divina "Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco" (Mc 1,11; Mt 3,17; Lc 3,22), acompañó la venida del Espíritu. 


( Video que muestra el bautismo de Jesús)

Con ocasión de su Bautismo, Jesús experimentó su vocación, aceptando la misión y el destino que le llevarían a su muerte violenta. Así se explica que las dos únicas veces que Jesús utiliza el verbo bautizar (Mc 10,38; Lc 12,50) sea para referirse a su propia muerte.
El bautismo par Jesús tiene un sentido concreto: es el acto y el momento en que el hombre asume conscientemente una vocación y un destino en la vida, la vocación y el destino de la solidaridad incondicional con los hombres, especialmente los más pobres, hasta llegar a la misma muerte.

Juan bautizaba en vistas al juicio último de Dios; el Bautismo cristiano es la participación en la muerte y resurrección de Jesucristo; es decir, el bautizado ha muerto a una forma de existencia, para nacer a otra nueva que no acabará jamás.

La Iglesia bautiza porque así realiza el mandato de Jesús resucitado y porque está llena del Espíritu Santo para comunicar la salvación a través de este sacramento.

El Bautismo es el sacramento de la fe (Mc 16,16). Pero la fe tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Solo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los cristianos. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse. En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Cuando se trata del Bautismo de niños, para su crecimiento en la fe es necesaria la ayuda de los padres y padrinos.


domingo, 5 de septiembre de 2010